jueves, 29 de mayo de 2008

Un tango a las 14:06


Hoy mis ojos se partieron en mil cristales, se disolvían en el aire,
se fusionaban con las partículas oxidadas de mis huesos, cansado,
dormido, mi cabeza suspendida sobre mi columna, con el alivio
sometido al pasado, no, no te vi reír, cruzaste la avenida con la
prisa entre tus pies, giraste trescientos sesenta grados y no me viste,
o ignorabas mi presencia.

Mi mano suspendida a la distancia de mi pecho, un vaso de vodka
fino me distraía, mientras mi otra mano se ahogaba en su vicio
de humo negro, me preguntaba si eras tú, esa divina mujer que años
atrás había conocido en Barcelona, que me había robado el alma, que
había profanado mis sentidos.
Si, tú, mujer de miel y trigo, con tu mirada de luna hechicera conquistaste
lo ultimo que quedaba de mi amor.
Gitana misteriosa, abrumabas mi soledad, mi conciencia,
olías a magnolia, olías a caramelo de niño, y yo 40años de soledad.

Te vi pasar por la plaza mayor arrastrando belleza ante la mirada desesperada
de mi amor. Ese día creí en ángeles, rezaba en mi sosiego, pensando que era
mi último aliento, pero no, por que te atravesaste en mi pecho y mi aliento
se había frenado de desesperación.

Volviendo al presente, mis ojos ven lo amarillo y negro que son los taxis
de Buenos Aires detrás del vidrio de un bar, lo infinito que resulta la avenida
Santa fe, cuando cae uno en su soledad de medio día, si, sólo debe comer
con un espacio vacío, enfrentado ante una silla que no habla, ni sonríe cuando
uno mas lo necesita.

Mendigo de amor, observaba cómo iban y venían las sirenas en las orillas
de la avenida, cómo descendían y ascendían ángeles a los taxis, no es para
mal interpretar, pero esta voz de tango de Goyeneche me abre mas las heridas.

Mozo, un trago mas y le juro que esta ves me voy, no tengo mas monedas
en mi bolsillo, el amor me enseño de pobrezas, si quiere le dejo mi guitarra
de seña, si quiere le dejo mis poesías de propina, si no alcanza le dejo mi
dignidad. Porque lo he perdido todo, una gitana me a maldecido para siempre.

Esta va por la casa, dijo, y me sonrió.
Mi garganta no daba mas, se debatía entre el cielo y el infierno, mi mente tan
sólo era consciente de que no quería penar mas.
Mal amores tropezaba en mis recuerdos, no dejaba de imaginarme que
vendrías por esa puerta y me llevarías envuelto entre tus brazos una ves mas,
que me salvarías de esta mi torpeza, mi torpeza, de no saber olvidar.

2 comentarios:

Aril dijo...

Holaaa, Migue!!
Pasé...
Besos**
Dani

Anónimo dijo...

cuanto trasmites ,pero nunca un ultimo tango que son divinos muchos besos desde españa eres un artista con muchoss sentimientos